Será aquí mi humedad, mi idiolecto, mi lengua húmeda. Nuestra humedad, el español, la lengua nuestra.
La Humedad, la lengua toda, el músculo de lo humano, peregrinaje de babas:

toda ella, la lengua, soporte de nuestra humanidad, húmeda mortandad, toda ella, imperecedera: la Lengua Húmeda.

Silencios


Sólo para escribir hace falta un silencio
y dos, para escucharse acompañado:
una prórroga contestataria, una venganza muda
la pausa benévola que quizás no hará bien a nadie
y quizá dará vida a un pensamiento correcto
correccional o corregido, co-reinado en dos oídos plácidos de atender
tal vez a otro ruido que dicte un punto y aparte.

Lo he escuchado,
un renglón vacío y musical

sin renuencias, tiempo breve infinitesimal
caudal de posibles palabras
que ni una fue dicha y ahí
en el espacio vacuo de oírse una vez más,

lo fue dicho todo, un punto
Una brisa una grafía sin murmullos punto y coma
un aullido en la sordina del condescendiente
y una puerta coma un zaguán coma un túnel coma como un laberinto
aquí no hay rima sólo tiempo de escucharse oír

lo he oído
fue una nada que me puso a hablar
la cesura universal representada en mi oreja una pausa breve
como breve el tiempo de prestarnos la palabra.

¿Cuál le sigue al vocablo tomado tan sólo por el hábito del no dejarse oír?

una sola y las miles que pensaron
la que sea la palabra contigua
siempre y cuando, ahí en la orilla de la otra
huya un silencio para no dejarse hablar.

¿Qué hubo ahí?

¿Cuál habló para no dejarse oír?
Acaso fue la palabra aquél silencio interrumpido no lo sé
pero hubo ahí un momento que no habló
justo igual a aquel madero que cayó y no fue escuchado
porque nadie lo vio caer,

eso dicen muchos y al hablar no escucharon el silencio de su duda

¿a qué suena la duda cuando no se saber oír?
lo pregunto sin cesar en esta ráfaga de tildes cóncavos conciencia de mi habla:

pero oigo un hueco.

quizá la teste de algún calvo inanimado
un sordo eco de palabras inauditas
las que puedo oír adentro de un silencio
si espacio es lo que calla y no es un cuerpo el tiempo en bruto
un tiempo punto

Punto y coma
coma coma
entre
silencios
coma coma
un

espacio
coma punto

No hay silencio en las grafías sólo tiempo
de contar el tiempo que tarda un instante
en no hacerse silencio en el cual escuchar
el otro silencio
coma punto
El nunca silencio: tan sólo hay palabras.

Autoexorcismo de mi moralina interna


Perra harpía blasfema con el rostro ensanturrado
de disculpas vanas misas
con sermones regodetes
de la más sutil envidia disfrazada de pecado:
santa escoria de la monja pervertida
atestada de proselitismo enfermo
de creerse en el cielo
y habitar una nube que amenaza con llover
sobre el prójimo y locura hermana.

Loca más santa que la pitonisa hechiza
que la bruja engrilletada a la maldad,
esa que con caridad de versos
apunta al otro y se libra de las llamas.
Magia negra del infierno en tierra
Magia de los seres abastractos
los que aguardan toda clase de protestas
las más acusaciones al que no ha probado el éter,
soplo del orgullo propio
encerrado en un sólo paraíso.

Perra hereje, la moneda está en el aire
y no hay medusa en la mirada
que la exculpe de su contraparte oscura.
Ambas partes son el ancho de su lata
y ambas cartas se despojan de sus velos
no hay más rostro que la llana esencia
de un estigma sin moral, alguna herida
rostro doble de agonía y de vigor.

No hay más culpa santa harpía.
la carroña es un banquete
ahí dispuesto para todos,
no hay pecado, santa bruja
yace en tierra tu hábito
y el templo arde en llamas:
No hay perdón final,
no hay confesionario allá en la nada
no hay más rezo curativo
ni oración que te redima, sólo hay verbo,
verbo profano en su tragedia de lunas.

Santa enferma que creíste en la doctrina
no hay redención en las órbitas estrellas,
la luz de tu acto redentorio
se marchita en ellas sin mirada.
No hay salvación santa hereje
ni rosarios que cuentas en tus dedos
no hay más ley que provenga de las nubes,
sólo nubes que navegan en el alma
turbios íconos de amargas aguas
que no hay bendita, perra hereje,
de la cual puedas beber para salvarte

santa profana, abandona el báculo,
esconde tu cruz y reniega tu martirio
perra hereje, calla ahora,
en el malestar de tu oración,
que en toda carne hay un error sin mácula,
que toda lógica de un cruel y cierto mesianismo
es que nunca hubo un mesías
perra santa, y no lo habrá
ni en ti ni en dios ni en vida,
porque nadie vive para ser salvado
blasfema santa, en nombre de otro,
de otro que calla sin poder siquiera
aventar sin sombra la primera piedra.

De aristas y 0's




sergiométrico de arista a arista rondas el perímetro de mis murallas
ya presiento que podré esconderte poco y me descubrirás los hábitos
que no te basta la tangente que ofrecí a tus ojos
plano de mis ejes públicos
y has lanzado la ecuación que me desarma cartesianamente toda

dices que mi verbo es arma que conduce las figuras de un poliedro que dialoga
que tu angustia por abandonar mis ángulos
te instaura en el sufrir de la aritmética analítica

yo presiento en tu melancolía un signo igual a devorar mis números
presuntamente cabalística oculto el corazón de mi combinatoria
que ha nombrado mi temor a develar los símbolos

temo
y sin embargo ofreceré mi geometría a tus escuadras
cubo enamorado de la representación
me dices niña y me sometes a la ley de tus teoremas cálidos
sin más remedio que un dibujo equilibrado de tus intenciones lógicas

que tienes miedo tú también
me lo dijiste cúbico esperando un sí
y te lo dije métrica en mi apología a las coordenadas ilógicas

tierna hipotenusa
clausuramos el cateto con un beso fugitivo y te abracé la longitud de tu onirismo
rápida tomé el atajo hacia tus ángulos agudos
hice obtusas las clausuras e instalé un segmento sin sus puntos

dices que esa línea te ha obligado a ser honesto
y en tus ojos entibiaste mi defensa isocelista

no hay tangentes ya, que pueda proyectar ante tus ojos,
necia de trazar asíntotas perseguiste a cálculo mi negación

ahora estás en todas mis aristas y has abierto ya mis círculos concéntricos
eúreka que descifraste mi entusiasmo analógico
venga la aritmética del no-futuro a perturbar las ecuaciones amorosas
mis equis son las yes de tu temor
y el mío es un igual a tu proposición sincera
honestamente matemática me arrojo a las variables inestables
esto que parece el amor diagramado
puede convertirse en un pequeño monstruo traganúmeros
te lo advierto
el total es nunca la suma de las partes
y mi parte es siempre el amor multiplicado primero por 2, y luego por 1 y luego por 0


Fuera sus rosarios de nuestros ovarios


Cuentas diez rosarios en mi ovario las deshice en mi primer aborto natural
ahí cayó en la sangre la oración de las vírgenes preñadas
el castigo del pecado original se fue manzana en el retrete que parieron los dolores noche de mi excomulgación
antes de pactar en el atrio desamparo
la segunda vez que decisión pulverizó el castigo de las cuentas madre
firmé un papel donde acepté mi muerte
carta de renuncia a dios y a satanás en la oficina clandestina de la Viga
abrí mis piernas y aleteé mi libertad en los caudales de una aspiradora
colmé mi útero de despedidas a los sinos de la menstruación
sangre cíclica y destino los vertí en las claúsulas del vaticano
y sus cimientos ginocidas
la tercera vez
ahí inscribí mi voluntad sobre las leyes de los tantos malnacidos
mi sangre atea derramé en las cruces del quirófano
abierta por pastillas de emergencia en un parir abrupto
pública renuncia a dios ante el juzgado de la ley cristiana
la di a luz contra maternidad de la ceguera
cambié el rosario por la cruz metálica intrauterina
y me invadí las trompas de resortes y un par de hilos
apenas regresé del inframundo de las anestesias
libre de las cuentas con mis óvulos engarcé un collar de perlas
y recité un par de aves de esterilidad a las matrices de las hordas de provida
fuera sus rosarios de la cueva donde habitan mis ovarios
guardo mi matriz atea y mi vagina en el agnosticismo.

Encomienda

Morrison horrizon horizonte
a tí encomiendo la poesía maldita
porque has nacido en invierno
y sólo en la sangre y la pasión
hierven las almas maldecidas
a vivir en la gloria del insano.

Morrison son sin marinero
presta tu nave a la palabra nueva
surca las aguas de estos sueños húmedos
cálidos como el olor de un labio
dispuesto a morderse las costras
justo antes de caer en el verso.

A tí la sierpe del arado en tinta
a tí la voz que entona el llanto
a tí este rezo de palabra herida
a tí los puños al sangrar en blanco
a tí el disparo de mi verbo oscuro
a tí en la fiebre sin espinas canto.

Morrison mórbido rocinante
ven cabalga el corcel vagabundo
que errante en el cristal del rascacielo
arroja su estampida en el concreto
y en la letra encuentra su guarida
miedo que ha encontrado recoveco.

Morrison tórrido relámpago
flecha un abismo en mi costilla izquierda
rízame erízame al tomar el arma
la jeringa tinta que en las hojas siembra
granos que en mi silo de caverna henchida
buscan ser fermento en los sudores del escriba.

A tí las almas que sin tierra gritan
a tí al morir cuando se pare encanto
a tí la bruma de la voz abierta
a tí sonoro el aguerrido pulso
en tí se inspira la palabra dicha
a tí, en el vientre el entonado canto.

ALí I

Naciste en día de catástrofe, amiga
para morir catástrofe en tí
tras haber cimbrado el cismo con tus pasos.
Ataraxia en tus labios epicúrea
fuiste voz templazan en tu tragedia
arete en el pezón, ensimismados chinos
llevabas en tu ritmo cuello altivo
medusa que temblaban roca a tu llegada los oídos
gorgorna de la vida alegre que impregnabas
con tus muslos los poros de las piedras.
!Contigo yo quería zurcar el alma de los hombres!
Contigo el oleaje, la marea sabiduría
la lúdica aventura de un cuestionamiento
plasmado en un verso al tronar los dedos.

Ay los versos que te oí decir desde el omóplato
tus odas paganas, tu ética introvertida
estilo felino del barrio y la academia
vertido en tus labios era bálsamo nihilista.

Y ahora tú, sueño apagado, descansas bajo flores
tu aroma difunto contradice los recuersdos
de tí que eras fuerza de vagina y sabio
que aun bailando agotabas las sentencias
la locura mansa, muerte a tí
catastrófica te regaló la vida.

Desprendimiento délfico

Periférico en mí
soy anillo de mi centro extinto
no hay lugar que se llame mi nombre
ni horizontes que en mi piel detenten senderos.

Ya es instante en que el devenir
domina los trazos que mi ser escribe
quizá sea que el futuro se conforma invisible
quizá que el presente es un sistema irreprochable.

Aún así se enciende incómoda
la chispa que busca el incendio trascendente
la mecha que anhela ser pabilo que en su trama
preserve un pasado que ha dictado nudos
y a la vez
consuma el tejido que dirá la historia.

Sin embargo no habrá fuegos que presuman origen
no hogueras paganas que se escindan del cosmos;
arderá solamente el carbón que he prendido
y danzarán las estelas de esta llama anónima
mi luego ceniza que sin causa ni efecto
fundida en las brasas, cubrirá mi recuerdo en las calderas.

Progreso

Si bien soy parte de la historia,
símil del estado que ha nacido
de un proceso de coitos incesantes
nunca me pretendo simio con razón
mucho menos cúspide
de una montaña perfectible,
cima que me paso viviendo
sin conciencia alguna de que en mi arrabal
soy menos nudo que hebra en una soga,
soga que mis manos hacen mundo
manos que prestadas no son mías
renta de una técnica de siglos y yo,
que me asumo no simio
pero humano, en estas líneas.

Porque hay también la dignidad de la conquista
fruto de miles que murieron sin saberlo
sin ser para que fuera yo narrante de un presente
cuya imagen es memoria de los muertos
que me soy,
que procuro entonces erigir monumento
que glorie al menos al primero que tomó una pluma
a aquél que la tomó antes que yo convencido
de que alguien más reivindicaría la renuncia
a un mundo estático sin huella
huella que ha sido que tomo y que huelo,
observo, y reconozco a un hermano
lo que quizo que viera y lo que no fue voluntario,
el trazo de un presente que me hace menos bestia
la bestia que trazó su huella queriendo ser humano.

Performativo

Soy larva infante en un caracol
hoy mi columna es babosa sin corsett
trato de erguirme sin fuerza en los labios
palabras de espuma, un rezo sin rastro
mi lánguido cuerpo es cadencia, decadencia
el pasado prorrumpe, grillete de enagua,
me corre el pescuezo un vestido de labia
de rabia, de savia, me traga la grava,
las piedras de lava, la tierra majada,
ay tierra grisácea,
contigua a tus tumbas, tus lutos, tus muertes
prorrumpo aterida, me arrastro adherida
a mi propio discurso, un cántico espurio
en esta mi concha, mi cueva expiatoria
me lamo, relamo, el felino atavío
y lanzo ceguera en la garra al destino
sin manos diestras para fabricar ideales
sin política de tierra, sin política de aire,
presa de la curvatura de un mundo sobredicho
predicho, maldito, soy larva sin traje.

Quizá necesite un atuendo de cales
de arcilla, cemento, arrabales de sales,
varillas, cristales, vidriera, metales,
ser línea concuerda en la hodierna geometría
miopía, dioptrías, sedante de estrías
gusano sin dueño, sin obra, sin arte
lanzarme a las aguas del concreto calcitrante
sin larva arquitecto, sin portal insurrecto
directo a la hoguera, subversiva madriguera
bastarme en el silencio, apagarme sin himno
ser nada, ser ruido, a la protesta desasirme
¿pero cómo, entonces, he de existirme?
soy cisne, lira de agua,
y hoy soy larva, augurio de alas
tierna esponja, no comprendo
y si me muero,
sin que cimbre mi rumbo, sin estruendo
¿y si me alivio, y si respiro y canto un eco?
un leve troqueo de la historia que me atrasa,
lo renuevo mariposa, de la ruina hago argamasa
huesos, muerte, sufrimiento, una pizca de esperanza
hogar bien puede ser mi angustia
y salud bien pueden ser mis ansias,
construirme así de larva, fortaleza sin venganza
robusta argucia, pedazo de anhelo
de política añoranza, revuelo en el revuelo.

De estrépitos y agonías

Quisiera ser luna menguante
ser bizca en los ojos de mi drama interno
tenerlo bajo sienes ligero, entre los dientes
mi estrépito deseo de acaecerme entre risas
la locura de mi adusto cuestionar
la respuesta que no existe y mi ironía
agua fría,
balde en balde de tanto esperar.
Sobre todo cuando el cielo escupe ranas
y las flores como lianas se me enredan en los pies
me detengo en seco la sombra y canto un himno
de revez,
ancas de sapo despejo mi mente
y en un brinco me atrevo al prejucio
de reir,
liberando mi anhelo de orden
tormenta que esconde mi miedo a sufrir:
el sol pega un rayo transeunte cercano
loco se aleja, loco de susto
por tremenda carcajada y mira al suelo,
apenas salta una linda margarita
y yo en un estatismo
que parece que hay un dios que me mira.
Y en efecto un demonio me ha obsequiado una cosquilla
mental o sensible, qué se yo de dedos cósmicos,
silente, hermosa prórroga del habla,
surge altiva en la otra orilla
otra rosa que también es liana
se entabla,
el combate entre la vida y mi alma
lo absurdo se postra, mi lenguaje musita
un terror alabanza, la garganta
se entibia, fluye un aire
vientre gaita, y más allá del habla
entre el cielo y el concreto
centro erigo, una risa distinta
a la de ayer hace una hora
cuando una negra mariposa,
y yo que había soñado muerte,
se ahogó en la fuente de la plaza
ay destino clemente,
que la ví
exhalando un aire de burbujas
me reí diez veces en mis pasos
y hoy me muero mariposa
justamente por reír.