Será aquí mi humedad, mi idiolecto, mi lengua húmeda. Nuestra humedad, el español, la lengua nuestra.
La Humedad, la lengua toda, el músculo de lo humano, peregrinaje de babas:

toda ella, la lengua, soporte de nuestra humanidad, húmeda mortandad, toda ella, imperecedera: la Lengua Húmeda.

Impersonal

Impersonal, como cascada que ahuyenta el rocío
del cual beberán dos colibríes
o tres, una parvada de mosquitos
o alguno de seis pies sin mayores pretenciones de intimidad.
Como el freno de labios al decir el nombre
justo después del adjetivo incómodo
ése que abre un nuevo horizontes de señales de tránsito.
Con el dedo índice.
Aunque siempre apunten cuatro viceversa
y lo mismo se desabotone el saco gritando:
este soy yo: estás muy cerca.

Es sabido que la dimensión del ánimo es profunda
y unilateral,
lo suficiente como para lanzar una advertencia,
no vaya a ser que se filtre el verbo franco
y entonces,
la barricada del silencio sea un puente de hierro,
tendido como una ofrenda, una mano
y el otro te tome los pies
una pestaña, pida un deseo
y se cumpla al día siguiente
tu diario en su oído, te dice qué eres
y de pronto,
no basta el dentrífico para los dos
y las sábanas son templo de doble artificio.

!Que mejor retumben las aguas de la reticencia!
No vaya a ser que a Narciso por detrás...
y bueno, el rocío da sólo para un egoismo.